Vuelve a Buenos Aires
una nueva edición del BAFICI.
El Ministro de Cultura del Gobierno de la Ciudad de Buenos
Aires, Hernán Lombardi, y el Director Artístico del 15 BAFICI, Marcelo Panozzo,
presentaron en el Centro Cultural Recoleta la 15ta edición del Buenos Aires
Festival Internacional de Cine Independiente de Buenos Aires, que del 10 al 21
de abril desplegará una programación muy nutrida y novedosa con más de 400
películas en once sedes. Durante once días, porteños y turistas de todas las
edades podrán disfrutar de la creación más arriesgada proveniente de distintos
países.
A continuación, la sinopsis de algunos de los films que se
presentarán en dicho Festival seguido de los días y horarios de
proyección:
Bloddy Daughter,de Stéphanie Argerich.
“Soy la hija de una diosa”, bromea en un momento de Bloody
Daughter Stéphanie Argerich. ¿Bromea? Exagera, apenas: casi ningún amante de la
música clásica dudaría en ubicar a mamá Martha (nacida en Argentina, pero desde
hace décadas ciudadana del mundo, o más bien de la música) en el Olimpo
reservado a las y los mayores pianistas del planeta. Stéphanie, la menor de las
tres hijas que Argerich tuvo con tres maridos distintos, aprovecha su posición
privilegiada (y la cámara que su madre le trajo de una de sus mil giras) como
compañera de viaje por Polonia, Japón, Italia y unos cuantos países más para
capturar rarísimos momentos de esa intimidad que la artista siempre se esforzó
por preservar. ¿Dónde más podrían ver a Argerich en pijama, recién levantada,
hablando trivialidades acerca de los desayunos? ¿O paseando por el Jardín
Botánico de Palermo y mirando viejas fotos familiares? Claro que, como en
cualquier relación madre-hija, no todo es color de rosas y en Bloody Daughter
está uno de los momentos más genuinamente tristes del Festival, que tiene que
ver con Lyda, la primera hija de Argerich.
Ma 16, 20.35, V. Recoleta 4/Ju 18, 22.50, V. Recoleta 4. /Do
21, 18.00, V. Recoleta 4
El crítico, de Hernán
Guerschuny.
Esta es la historia breve y agridulce de un momento en la
vida del crítico de cine Víctor Téllez (Rafael Spregelburd), en el que la
discusión acerca de cuán mala es la película que acaba de ver, con el eterno
bar de la esquina como telón de fondo y la compañía de un grupo de contertulios
sacados de una improbable versión de The Big Bang Theory escrita por José Pablo
Feinmann, queda de lado para que su agrietado corazón empiece a experimentar
otro tipo de latido. “Mierda. Estoy atrapado en una comedia romántica”, dice
Téllez, y es eso lo que le pasa: conoce a una mujer (Dolores Fonzi) que no sólo
se mete en su vida como un torbellino, sino que además lo arrastra a vivir en
el género cinematográfico maligno por excelencia. En su película debut, el
crítico Hernán Guerschuny demuestra saber mucho de ambos géneros, la comedia
multicolor y la crítica de cine gris, y se anima con una historia romántica sin
medias tintas que es a la vez familiar y atípica, osada y sentimental.
El gran simulador, de
Néstor Frenkel.
Al igual que su inmediatamente anterior Amateur, El gran
simulador se centra en un personaje singular, apasionado por lo que hace. Pero
René Lavand no es un amateur, es un profesional: de la ilusión, de las cartas,
de contar historias. Un gigante histórico de la cartomagia que construyó su
carrera y su inmenso prestigio internacional con solamente una mano, la
izquierda (la derecha la perdió en un accidente). Pero esta circunstancia y
muchas otras son relatadas por Lavand con un halo de misterio socarrón, con la
gracia y el dominio del que sabe que divierte, que distrae, que hace creer en
lo imposible con tal habilidad que derrota toda desconfianza. Frenkel se mete
en la casa del ilusionista, lo sigue, lo deja seducir con su arte (también en
extraordinario material de archivo), y consigue una cercanía que nos permite
acceder de forma privilegiada a la vida de Lavand. Es decir, a la vida que el
ilusionista dispone ante nuestros ojos y ante la cámara de Frenkel. Todo lo que
vemos es verdad, lo que no podemos asegurar –felizmente– es que sea
cierto.
Mi 17, 23.10, V.
Recoleta 7 /Sa 20, 17.20, V.
Recoleta 5
El Olimpo vacío, de
Pablo Racioppi y Carolina Azzi.
La película política argentina más poderosa en muchos,
muchísimos años, se apoya en la figura de Juan José Sebreli, pero logra
trascenderla, tal como hace el autor de Los deseos imaginarios del peronismo
con los temas de sus mejores libros: pasan a ser una piedra de toque, una
excusa (gigante, sí, pero con su carga de accidente a cuestas) para ir y venir
por la Argentina y sus dilemas, por este país orgulloso de casi todo aquello de
lo que debiera estar avergonzado. A partir de los “mitos” patrios Gardel,
Evita, Che y Maradona (que como recorte nacieron para este documental gracias a
una idea de los directores, luego fueron adoptados por Sebreli para su libro
Comediantes y mártires y, finalmente, terminaron como estampitas en el pabellón
nacional de la Feria del Libro de Frankfurt), la película dialoga con Sebreli
sobre la historia argentina reciente y lo hace con una potencia y un desparpajo
extraordinarios, apoyándose en un uso muy pocas veces visto (en un estado de
sampleadelia casi dionisíaco) de archivos de todo tipo.
Ma 16, 22.30, A. Belgrano 3 /Mi 17, 17.25, A. Belgrano
3
El precio de la entrada general es de $20 y $15 para
estudiantes y jubilados que acrediten su
condición.
Para mayor información:
0-800-333-7848 –
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