Dirección: Stéphane Brizé.
Actores: Vincent Lindon, Sandrine Kiberlain,
Género: Drama
Origen: Francia, 2009
Duración: 101 minutos.
Calificación: Apta para mayores de 13 años
Narra la vida de Jean: un buen hijo, un buen padre, un buen esposo, un buen albañil, vive en una constante rutina; su esposa Anne-Marie (Aure Atika) trabaja en una fábrica, un día se enferma y debe guardar reposo por siete días, le dan una serie de remedios, y ahora Jean (Vincent Lindon) debe ocuparse de las cosas de la casa.
Un día conoce de forma circunstancial a la maestra de su hijo Véronique Chambon (Sandrine Kiberlain), se produce entre ambos un impacto tan fuerte que comienzan a replantearse su situación sentimental, sin darse cuenta deben decidir si todo quedará en una simple relación o todo esto va mas allá.
Ellos pertenecen a mundos distintos, él es un hombre de pocas palabras, ella viene de otro mundo social, ambos sienten también algo especial al escuchar música clásica, sus cuerpos vibran.
Se plantea si hay que usar la cabeza o el corazón, hay muchas cosas en juego, tenían sus vidas relativamente organizadas y el problema es que todo se moviliza en sus cuerpos y almas y los sentimientos los desbordan.
El director le pone una mirada muy especial, su narración hace hablar poco a los personajes, estos logran destacarse más al presentar escena en: el silencio, el malestar y la vergüenza, ofrecen interesantes interpretaciones, un buen manejo de cámaras mostrando los pequeños gestos y cada estado de ánimo, planos largos bien logrados durante unos segundos, locaciones atractivas pero que no dejan de ser escenarios de la vida cotidiana y tiene una canción al final bastante reflexiva.
Mi Opinión: Muy buena
Actores: Vincent Lindon, Sandrine Kiberlain,
Género: Drama
Origen: Francia, 2009
Duración: 101 minutos.
Calificación: Apta para mayores de 13 años
Narra la vida de Jean: un buen hijo, un buen padre, un buen esposo, un buen albañil, vive en una constante rutina; su esposa Anne-Marie (Aure Atika) trabaja en una fábrica, un día se enferma y debe guardar reposo por siete días, le dan una serie de remedios, y ahora Jean (Vincent Lindon) debe ocuparse de las cosas de la casa.
Un día conoce de forma circunstancial a la maestra de su hijo Véronique Chambon (Sandrine Kiberlain), se produce entre ambos un impacto tan fuerte que comienzan a replantearse su situación sentimental, sin darse cuenta deben decidir si todo quedará en una simple relación o todo esto va mas allá.
Ellos pertenecen a mundos distintos, él es un hombre de pocas palabras, ella viene de otro mundo social, ambos sienten también algo especial al escuchar música clásica, sus cuerpos vibran.
Se plantea si hay que usar la cabeza o el corazón, hay muchas cosas en juego, tenían sus vidas relativamente organizadas y el problema es que todo se moviliza en sus cuerpos y almas y los sentimientos los desbordan.
El director le pone una mirada muy especial, su narración hace hablar poco a los personajes, estos logran destacarse más al presentar escena en: el silencio, el malestar y la vergüenza, ofrecen interesantes interpretaciones, un buen manejo de cámaras mostrando los pequeños gestos y cada estado de ánimo, planos largos bien logrados durante unos segundos, locaciones atractivas pero que no dejan de ser escenarios de la vida cotidiana y tiene una canción al final bastante reflexiva.
Mi Opinión: Muy buena
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