Arminda y Axel son una pareja con muchos años de
convivencia y sin hijos. Viven en las afueras de la ciudad en la casa quinta de
la infancia de Arminda. El jardín de la casa es el escenario donde Arminda vive
sus días encantada entre las plantas, las aves y escribiendo cuentos. Axel es
un tierno hombre mayor, abrumado por su erudición y consciente de su
escurridiza felicidad.
Una tarde llega el joven James a traer un pedido de la
carnicería y rápidamente con su potente atractivo adolescente y singular sabiduría,
empieza a relacionarse con el matrimonio estableciendo un particular vínculo,
con cada uno de ellos por separado.
Los árboles, los pajaritos, los perros. La naturaleza
arrolladora en su esplendor que todo lo comprende: la finitud y el renacer...
Los caminos sinuosos del deseo como las ramas
entrelazadas de un árbol...
La obra, además, intenta reflexionar sobre nuestro
contacto con la naturaleza. Esa potencia misteriosa, y vital que nos enfrenta
al presente más verdadero. Como el teatro.
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